For women´s well being we should promote men´s catholic formation. ( Spanish) Por el bien de la mujeres apoyemos la formación católica de los hombres

Por @mujer_catolica
Hasta hace pocos años, se comenzó a
aceptar, como gran descubrimiento y novedad, la necesidad del involucramiento
del hombre y de la atención de sus necesidades y desarrollo, como parte de las
líneas de acción para alcanzar esta equidad entre hombres y mujeres.
Estudios realizados en países de América,
como el de la encuesta IMAGES (International Men and Gender Equality Survey) y
el Programa H de talleres con hombres jóvenes realizadas en Brasil y Chile, han
mostrado en sus primeras evaluaciones y conclusiones que la concientización,
educación y preparación de los hombres produce un efecto positivo en la mejora
y alcance de los objetivos de las campañas que promueven la equidad de género.
Entre las recomendaciones que las
organizaciones autoras de estos estudios y programas han hecho, están las del
Instituto Mexicano ProMundo y el ICRW (International Center for Reaserch on
Women) con el apoyo de la ONU y el UNFPA (Fondo de Población de las Naciones
Unidas), donde podemos encontrar metodologías y principios que coinciden con
las enseñanzas de la fe católica y las dinámicas que dentro de las parroquias
de la Iglesia Católica utilizan desde hace siglos.
Entre estas metodologías y principios
encontramos:
·
Promover
e integrar actividades de extensión comunitaria, servicios, movilización y
campañas en medios de difusión.
·
Combinar
el trabajo interno con lo externo (comunidad, campañas, etc.) los cuales
resultan más eficaces que los que trabajan solamente en términos personales y/o
hacia el grupo de hombres participantes. No obstante, las sesiones grupales sí
muestran un efecto favorable.
·
Experiencias
de trabajo integradas en políticas sostenidas que abarquen períodos más largos
de intervención y en diferentes momentos del ciclo de vida.
·
Presentar
un concepto transformador de género, que esté bien diseñado, que mantenga una
intervención de mediana a prolongada (al menos con más de 8 sesiones de
talleres), que utilizan diversos dispositivos, y que son acompañados de
campañas.
·
Reconocer
las necesidades y realidades específicas que han sido construidas socialmente
hacia los hombres” y aquellos “que procuran transformar las funciones
establecidas de hombres y mujeres y promover relaciones más equitativas entre
ellos.”
·
Sesiones
socioeducativas con hombres jóvenes si tienen un impacto en las actitudes de
género y los auto-reportes de los hombres muestran menos uso de violencia,
mayor uso de preservativo y menos síntomas de ITS.
Con estos parámetros se califica el grado de eficacia de los programas que se
aplican. Y siguiendo estos parámetros generales, se podría afirmar que la
postura y mecánica de la Iglesia en estos temas es, después de todo y a pesar
de todos sus defectos, un método eficaz en la construcción de la equidad de género.
Ahora hagamos una reflexión y pensemos
¿Qué se lograría en términos de equidad de género si se reconociera la eficacia
de la enseñanza de la fe católica en este aspecto y si se le apoyara, en vez de
perseguirla y ridiculizarla? ¿Y además se le diera la oportunidad de expandir
su promoción de equidad por medio de campañas y medios de comunicación masiva?
Con su medición de eficacia de programas
de equidad de género, las organizaciones internacionales está revelando esta
“novedad”: lo que enseña la fe católica y el método con el que la Iglesia lo
hace, es eficaz y “novedoso” en la promoción de la equidad de género, al
incluir a los hombres en la formación de la equidad.
Sólo bastaría un poco de humildad y
mucha valentía, por parte de la comunidad académica y gubernamental el
reconocer esto y apoyar a la Iglesia Católica para que promueva la equidad
entre hombres y mujeres.
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