Association Of Catholic Bloggers

  El hogar es considerado un lugar natural y necesario para el desarrollo armónico de los niños y jóvenes y la fe católica siempre ha insistido en su protección. En las últimas décadas se ha notado una erosión en los hogares y la principal explicación de la cultura moderna es que ambos padres han tenido que abandonarlo para trabajar y sostener el hogar. ¿Qué tan acertado es ese diagnóstico? Es cierto que muchas familias en regiones pobres tienen que hacerlo para sobrevivir, pero en el primer mundo ¿aplica el mismo diagnóstico? Ahí el 60% de las familias lo hacen. ¿Les ha traído el beneficio esperado?    Podemos ver en el pasado, que en la década de los 60s, en Estados Unidos no era raro un hogar con las necesidades básicas cubiertas con el sueldo de uno solo de los padres. En cambio, hoy, a pesar de todo el progreso alcanzado, parece que, ni siquiera dos sueldos alcanzan para sostener a la familia promedio. ¿Acaso se encogieron los sueldos de los padres? ¿O la vida es más...

    Por: Jesús lka Abuela Y Yo Grupo de Catecismo en You tube  

            En estos tiempos la cultura moderna nos quiere convencer de que no existe una realidad, que no existe la verdad y que todo es subjetivo y relativo. Y va más allá , hace alarde de llevar la bandera de la “libertad” de hacer lo que nos plazca y de “ser” lo que nos plazca. La moral, por supuesto, es presentada como un yugo impuesto por la religión, sobre todo la católica, y la creencia de la existencia del mal ya se ha superado. No hay nada “malo”. Todo es relativo. Por otro lado, las escrituras nos hablan de cómo Dios ha escrito su ley, que el pueblo elegido rompió muchas veces, en el corazón del hombre. (Jeremías 31,33)(Ezequiel 36,27)(Hebreos 10,16).   ¿Cómo saber si es cierto que dentro del hombre hay un espíritu que le hace ver la diferencia entre el mal y el bien?  ¿Podríamos hablar de una conciencia que, hoy en día, es denigrada y minimizada?  …o......... vivimos en una matrix en donde todo vives tu perspectiva del mun...

¡Qué sería yo en este mundo Sin familia! digo yo. ¡Dónde aprendería la vida Y el cariño y el amor! Dónde mis primeros pasos rodeados de candor, de esperanza y de alegría. ¡Dónde! Sin familia, no. Dónde encontraría refugio en mis ratos de dolor Y en dónde me miraría para conocer mi yo. Qué me importaría mi patria, qué me importaría soñar, si no fuera en la familia que me enseña a valorar. Dónde aprendería justicia. Dónde encontraría el honor. Dónde ensayaría con gusto el trabajar con tesón.

Al principio de este año surgieron en España dos campañas publicitarias sobre niños y sexualidad que llamaron mi atención por su contenido pero, sobre todo, por los acontecimientos y reacciones que se dieron alrededor de ellas. Porque la forma como se promovieron y   el modo en que fueron atacadas revelaron la naturaleza y fondo de los grupos que las iniciaron. Ambos con la misma intención de ayudar y proteger a los niños en su sexualidad, pero con métodos y formas muy diferentes y contrastantes que, en una de ellas, no lograron su objetivo sino todo lo contrario.