La promoción de los derechos humanos ha sido, desde el siglo pasado, uno de los grandes labores de los grandes organismos internacionales y de muchos gobiernos alrededor del mundo. Su importancia es central para construir una cultura de paz y progreso. Pero la realidad de los informes sobre su implementación y seguimiento son desalentadores: estos derechos se transgreden continuamente alrededor del mundo.(1) Pero ¿Por qué? ¿Cuáles son las razones de fondo que minan el respeto a lo más elemental del ser humano? La respuesta está más cerca de lo que pensamos y, además, la solución germina dentro de cada uno de nosotros. En este sentido el escritor Eduardo Carrasco nos presenta una guía al cuestionamiento escribiendo en un artículo: “Pero los derechos existen únicamente en la medida en que sean reconocidos por quienes deben respetarlos. Por lo tanto, nuestros derechos dependen de que los demás los reconozcan… Lo único que nos cabe a nosotros en cuanto a ellos, es res...