A TATOO FOR SURVIVAL (SPANISH) UN TATUAJE QUE SALVA LA VIDA
“Por años aconsejé a mis hijos mantenerse lejos de los
tatuajes, y ahora, a los 81 años de edad he tenido que recurrir a un tatuador
yo misma.”
Así habla Christine Nagel de Canada que ha tenido que
recurrir a un mensaje tatuado en su brazo: “No me mates” ante el temor de ser una más de
las víctimas del sistema de salud canadiense que está promoviendo el suicidio
asistido como la forma más digna, además de económica, de tratar a la población
envejecida de su país, donde ya es legal la eutanasia. (1)
En un ambiente cada vez más utilitario y eficientista, las
soluciones al problema de la abrumadora población envejecida y dependiente giran
alrededor de reducir el tiempo de atención que necesitan basados en las
peticiones, no siempre claras, de los pacientes y ancianos que dicen no querer
vivir más para dejar de sufrir, no ser una carga para su familia, o evitar un
costoso ensañamiento médico en un hospital. Estos sentimientos son originados muchas
veces por la soledad y el abandono de sus familiares y la comunidad.
Pero la promoción y legalización de la eutanasia en países
de larga experiencia médica en el asunto
está teniendo repercusiones negativas para la mayoría de los pacientes
terminales y los ancianos sin resolver del todo el problema del fin del
sufrimiento.
En el 2010, el Comité de ética Médica de la Casa de
Representantes de Inglaterra insistió en que la legalización de la Eutanasia
llevaría a desviar la inversión y atención dedicada a cuidados paliativos para
desarrollar mejores métodos para terminar con la vida, sobre todo en los
sistemas de salud y asistencia mermados y extenuados de los países envejecidos.(2)
Tal es el caso de Holanda, donde la eutanasia
ya lleva tiempo como práctica común, y efectivamente , solo tienen en su
sistema de salud tres hospicios donde se ofrecen cuidados paliativos.(3)
Además el objetivo central y hasta los métodos de los cuidados
paliativos son muy distintos a los de la eutanasia, aunque a veces se traten de
mezclar, y los pacientes y ancianos se sienten mucho más seguros en
instituciones donde la eutanasia no está permitida.
En los cuidados paliativos, a diferencia de la eutanasia, el
control del dolor se combina con la atención a otras áreas igual de importantes
en la reducción del sufrimiento y ansiedad: atención personal y emocional,
cercanía, atención a lazos familiares, cuidado, compañía y confianza, esencial
en la relación paciente- doctor y que la sombra de la eutanasia tiende a
borrar.(4) E inclusive atención espiritual, pues la esperanza, cercanía a Dios
y el sentirse parte de una comunidad como la Iglesia en esos momentos cambia la
actitud de muchos pacientes y ancianos.(5)
Estas peticiones ansiosas podrían ser reducidas por un modo más
humano de cuidados paliativos que cubran las necesidades no atendidas que
motivan los deseos de muerte y a la larga resultarían menos costosos por
reducir las veces de reingreso a hospitales de los pacientes y los costos de
tratamientos excesivos en hospitales. (6)
La fe católica sabe lo difícil de estas decisiones y
promueve el “principio del doble efecto” que guía un acto que tiene un efecto
bueno y uno malo, para realizarlo debe reunir cuatro criterios:
·
El acto debe ser bueno intrínsecamente o por lo
menos neutro moralmente.
·
El efecto bueno no debe obtenerse a través del
efecto malo.
·
El efecto malo no debe ser el objetivo principal
·
Debe haber una razón de peso para buscar el
efecto bueno (7)
Además de la promoción de una cultura de inclusión y
solidaridad social, cohesión y apoyo familiar y valoración de la riqueza de
cada etapa de la vida, en la que la fe católica ha insistido apoyada en las
enseñanzas de Jesús.
(4)
Idem
(5)
http://www.mercatornet.com/features/view/all-the-lonely-people-have-they-no-one-of-their-own/18652
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