Training time for the spiritual triathlon of Lent. (Spanish) Ponerse en forma para el Maratón de Cuaresma
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Mujer Católica
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En esta temporada de Cuaresma, nuestro
Maestro inicia un camino en ascenso y con alto grado de dificultad. No es fácil
porque implica mucho esfuerzo y preparación. Pero Él está dispuesto a todo con
tal de enseñarnos cuál es la manera de obtener el triunfo. Si están de acuerdo,
y quieren triunfar también, preparémonos para seguirlo. Y como seguirlo no es
fácil, ¡hay que ponerse en forma! Intentaremos aprender de Él: seremos sus
discípulos.
¡¿Y qué es ser un discípulo?! Es ser
aprendiz y alumno destacado del Maestro. Para esto es necesario conocerlo e
imitarlo. Iniciemos pues como discípulos, con Jesús el Maestro, el ascenso. La
Cuaresma es el camino hacia la Pascua.
(Y por cierto, ¿has oído hablar de Cristo?
¿Lo conoces? O naciste “creyente” por cultura familiar. Porque sólo una
verdadera conversión personal nos hace discípulos. Y la Cuaresma es el tiempo
por excelencia para convertirnos.)
Pensemos como atletas. Ellos necesitan una
rutina, una alimentación, un entrenamiento constante, un deshacerse de malos
hábitos, un trabajo de análisis personal para conocer sus cualidades y
defectos, una fuerza de voluntad y una constancia que requiere mucha disciplina
y esfuerzo. También necesitan ir dejando en su entrenamiento muchas cosas que
les gustan, pero que les hace más pesado el llegar a la meta deseada. Comen
ligero y soportan los sufrimientos y sacrificios que sean necesarios con tal de
llegar a la cima. Y saben transmitir sus conocimientos a sus compañeros de
equipo, sus contemporáneos. Además, necesitan tener plena confianza en su
entrenador y maestro.
Pues iniciemos como atletas el
entrenamiento que Cristo nos quiere enseñar para llegar a la Pascua. Pongámonos
en forma. ¡Tenemos 40 días para acompañarlo, aprender de Él e imitarlo!
Para esto tenemos que hacer uso diario del
Evangelio y leerlo como si fuera un manual, porque ahí encontramos todo lo que
Cristo nos quiere enseñar para que lo conozcamos y lo imitemos. Ahí
descubrimos, con la gracia de Dios, el
amor personal y misericordioso que Dios nos tiene.
Sería muy bueno, que para ascender junto
con Cristo esta cuesta, hagamos un horario especial para nuestro
“entrenamiento”, es decir, para leer el Evangelio sin ruidos y sin
interrupciones, aunque se puede hacer perfectamente bien en familia. Tomemos la
lectura del Evangelio de San Mateo,
Capítulos 26 al 28. Sólo hay que escoger cada día los versículos
específicos para poder analizar muy bien lo que Dios nos quiere enseñar.
En esta lectura descubriremos que por
ejemplo, Cristo oraba todos los días, que también ayunaba, que pensaba muy bien
las cosas delante de su Padre, que era
servicial, que ayudaba a todos, que no juzgaba ni condenaba, que se compadecía
de los que sufrían, que lloraba por las tristezas de sus amigos, que perdonaba
de corazón, que conocía también el miedo y
que pasaba haciendo el bien.
Cada día, acabando la lectura, podemos
programar nuestra rutina de entrenamiento del día, o del día siguiente, para seguir a Cristo. Es muy bueno tener un
cuadernito donde vamos anotando lo que Jesús nos va enseñando con su vida y que
queremos aprender y practicar como discípulos. Por ej. Hoy voy a ayudar a una
persona (pon su nombre) en algo que ésta necesita. Y además, como necesito
eliminar un poco de mi egoísmo, o de mi pereza o de mi soberbia, (que es como ponerse a dieta para
eliminar lo que pesa como la grasa,) me esforzaré por vencerme a mí mismo.
También me vendría muy bien ayunar un poco, ofreciendo mis alimentos a los que
nada tienen. O para bajarle una rayita a mi báscula, propongo confesarme para quitarle peso a la
cruz de Jesús por mis pecados.
Y por supuesto, para adquirir fuerza,
ponerme de rodillas todos los días para encontrar a Jesús en la oración. Si
puedo visitarlo en el sagrario sería mucho mejor. Y si puedo ir a Misa
diariamente durante estos días, sería increíble. Al levantarme de ese rato,
notaré que mi músculo espiritual va mejorando, y que seguir a Cristo, aunque es
difícil, no es imposible.
Tú encárgate de que tu entrenamiento sea
lógico, y Dios se encargará de que sea posible. ¡No dejes de ponerte en forma
para acompañar a Cristo en esta Cuaresma, para llegar con él hasta la Pascua!
*Propondremos más ideas el próximo domingo,
pero el trabajo es todo tuyo.
Por: Dulce María Fernández G.S.
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