The disappearance of the street catholic (Spanish) Los laicos en extinción
Oye Católico…¿Te
identificas como un ORNI?... ¿Eres un Objeto Religioso No Identificado?
Así
podríamos definirnos muchos católicos laicos que pasan desapercibidos y que se
confunden en la grandes masas. ¿Somos como invisibles? ¿ Cuándo nos perdimos
tantos católicos de parroquias y movimientos que no se notan en ningún lado?
El laicado
es una vocación, es un camino de vida para vivir la santidad y llegar a Dios,
pero nosotros parecemos no saberlo. Los laicos de hoy no saben de dónde
vinieron ni a dónde van. Y me pregunto yo: ¿cuándo empezamos a desaparecer?
Los
primeros cristianos, al lado de Jesús, desbordaban la necesidad del anuncio y
testimonio de la fe que los inundaba. Todos testimoniaban, todos anunciaban. Era
una dinámica natural.
¿En qué
momento se perdió esta fuerza en tantos miembros de la Iglesia?
¿Cuándo se
quedaron los sacerdotes solos anunciando? Y los laicos desentendidos y callados.
Para
entender ésto, veamos la evolución de la vocación laical en la historia de la
Iglesia:
Al principio, la primera Iglesia funcionaba más
como comunidad que como jerarquía, aunque existía estructura y todos dependían
de los apóstoles y sus sucesores.
En el primer siglo ya se empieza a diferenciar
los ministros de culto de la comunidad en general.
En el siglo tercero aparece el término “clero”
y, sin embargo, los primeros teólogos son laicos. Aparecen ordenes de servicio
social, como la “orden de viudas”.
En el año 313 ya la “Iglesia” empieza a existir
como ente propio en la “parroquia”. La liturgia del clero se va definiendo, y
se limita a los sacerdotes.
Durante la Edad Media se define la diferencia
entre clero y laico. La distancia entre ambos se acrecienta por la mejor
preparación de los sacerdotes. El pueblo, en su limitado conocimiento, no puede
seguir la espiritualidad de sus pastores, pero tampoco tiene espiritualidad
propia para llevar en su vida diaria.
Por eso, en el siglo XII, para acercarse a
Dios, muchos acceden a la vida monacal para suplir ese vacío, gracias a San
Francisco de Asis que recupera el valor del carisma del cristiano de a pie.
En el siglo XIV aparece el primer movimiento
católico 1384 organizado por Gerard Groote.
En el siglo XVI, con la aparición de Lutero, el
Concilio de Trento se siembran semillas para incorporar a los laicos a las
labores de la Iglesia, pero como “ayudantes de sus pastores y obispos. Aparecen
algunos grupos alrededor de la actividad de la Iglesia como la “cofradías y
congregaciones marianas en las que participan.
Aparecen movimientos laical católico en los
1500s como respuesta a misiones en países donde se negaba el acceso a los
sacerdotes y monjes.
Es en el siglo XIX con la llegada de la
Ilustración y la secularización de muchas actividades de las comunidades, se
funda de una nueva sociedad basada en principios distintos a los cristianos, en
la que los laicos empiezan a sumergirse, sembrando los valores desde dentro de
la cultura, educación, ciencia política, pero todavía bajo la dirección
clerical.
. Pero también van siendo empapados por los
nuevos valores seculares, y abandonando sus creencias y vida interior.
Por eso, en el siglo XX, el Vaticano II surge
en este momento para revitalizar esa espiritualidad laical, señalando lo que el
materialismo y la ausencia de Dios estaba provocando entre los fieles e
invitándolos a renovar su vida de fermento dentro del mundo y reintegrándolo a
la vida de la Iglesia. (1)
Con esta
breve historia podemos ver que diferentes factores apagaron la flama del valor
laico para hacer fermento en sus comunidades. Y lo más importante es
reflexionar hacia nuestro interior:
¿En qué momento se apagó en tu vida personal y
comunitaria? Y animarnos a encender la llama de nuevo pues…
¡El siglo XXI será el siglo del laico!
Aquí
algunas recomendaciones para cultivar esta hermosa vocación:
·
Dedicarnos
a la Iglesia, pero también al mundo.
·
Testimonio…Testimonio…Testimonio
de vida ejemplar dentro de nuestra realidad.
·
No
tenemos que ser sacerdotes. Somos seres de naturaleza distinta.
·
Ser
creativos y activos, dejando que el Espíritu Santo nos inspire!
·
Formación…Formación…Formación!
Nadie da lo que no tiene.
·
Ofrecer
nuestra quehacer como ofrenda a Dios!
·
Santidad!
Santidad! Santidad!...porque sólo viviendo cerca de Dios…Dios transformará el
Mundo.
(2)
Y Juan Pablo II en su
documento Christifideles laici, número 9 nos recuerda:
“Los fieles laicos se encuentran en la línea
más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio
vital de la sociedad. Por tanto ellos, especialmente, deben tener conciencia,
cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia;
es decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del jefe
común, el Papa, y de los obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia.” (3)
Por: Ana Elena Barroso
(1) https://vincentians.com/es/breve-historia-del-laicado/
(2) https://mercaba.org/ARTICULOS/L/los_laicos_los_tomamos_en_serio.htm
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